A muchos papás todavía les preocupa la idea de que sus hijos entrenen fuerza, pensando que se trata solo de levantar grandes pesos en un gimnasio. Pero la fuerza no es eso. La fuerza es la base de todos los movimientos que hacemos. Saltar, correr, lanzar, frenar, cambiar de dirección… todo eso es fuerza.
Entrenar fuerza no significa poner a un niño a hacer sentadillas con 100 kilos. Significa ayudarlo a controlar su cuerpo, mejorar su postura, saltar mejor, lesionarse menos y disfrutar más del deporte o la actividad física que le gusta.
La fuerza se puede entrenar de muchas formas: con el propio peso corporal, con juegos, con ligas, con elementos livianos o con movimientos diseñados para su edad y nivel. Y no solo es segura, es NECESARIA. Mejora el rendimiento deportivo, la coordinación, la salud ósea, la confianza y prepara al cuerpo para moverse mejor, por más tiempo y con menos riesgo.
Entrenar fuerza no es un lujo, es una inversión en salud, prevención y desarrollo.